jueves, 14 de julio de 2011

Hasta el final...

Como todo el mundo habrá observado all over the tumblr, livejournals, etc, el fin se acerca. ¿El fin de qué?
Pues el fin de una era, de un fenómeno, de una generación.


Sí, estoy hablando de Harry Potter.


En efecto, ese niño de pelo negro, ojos verdes y una extraña cicatriz con forma de rayo. El niño que derrotó al Señor Tenebroso; el niño que sobrevivió una vez, y otra, y otra, y otra más hasta el final.
Ese niño que nos enseñó que lo más importante en esta vida no es el poder, la fama o la gloria, sino ser amable, leal, valiente. Y que aunque no seas talentoso en todo; aunque sólo seas una persona más, si tienes amigos y amor puedes comerte el mundo.

Estos libros y películas han marcado a una generación entera, han mostrado el valor de las pequeñas cosas, ha inculcado en nuestras mentes que por mucho que lo pensemos, tenemos gente a nuestro alrededor.

Y ahora todo se acaba.

Se acaban esos puntos para cada casa, esos partidos de quidditch, esas noches con los amigos comiendo ranas de chocolate y grageas de todos los sabores en la torre de Gryffindor. Esas clases de vuelo, de herbología, de pociones y transfiguración, y por supuesto, de defensa contra las artes oscuras.

Los banquetes en el Gran Comedor, las increíbles criaturas de Hagrid, los lazos con otros colegios de Magia.

Las cartas traídas por lechuzas y las escobas nuevas y mejoradas. Los escondites secretos y las travesuras bajo una capa de invisivilidad.

Sí, todo eso se ha acabado físicamente.

Pero en nuestra mente...en nuestra mente siempre habrá un Hogwarts para nosotros, y da igual si somos de Gryffindor, de Hufflepuff, de Ravenclaw o de Slytherin, porque al final del día, todos somos lo mismo.

Somos la generación Potter. La que destruyó a Quien-no-debe-ser-nombrado / Lord Voldemort / Tom Riddle.

La generación que deseó ser especial como Harry. La que aprendió que no hay nada malo en ser un "sabelotodo", la que supo que da igual si eres rico o pobre siempre que seas leal a tus seres queridos, la que encontró el amor en aquellos que jamás pensamos nos enamoraríamos de ellos, la que hizo travesuras sin temor a las represalias.

Juntos, con Harry, Hermione, Ron, Luna, Neville, Ginny, Dean, Seamus, Draco, Fred, George, Dumbledore, Sirius, Remus, McGonagall, Snape y todos los demás, juntos con todos aprendimos los auténticos valores.

Y por eso me da igual si lloro con el final porque no estaré llorando por algo que ya sé, sino porque es el fin del camino y jamás volverá a haber algo así.

Son lágrimas de alegría y de tristeza.

Y como bien dijo Gabriel García Marquez: No lloro porque haya acabado, sino que sonrío porque ha sucedido.

Por último, sólo me queda dejar este pequeño fragmento llamando a todos los Potterheads:

Defendimos la PIEDRA, encontramos la CÁMARA, liberamos al PRISIONERO, fuimos escogidos por el CÁLIZ, peleamos junto a la ORDEN, aprendimos del PRÍNCIPE y dominamos las RELIQUIAS.

¡Travesura realizada!

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